1987: Ramón Larramendi, pionero en Groenlandia
La primera expedición en kayak planeada por Ramón Larramendi, en la Costa Oeste de Groenlandia en 1987, comienza con un largo viaje desde Madrid hasta Copenhage con dos kayaks en la baca de un Renault 5 y termina subido en un avión de regreso a España después de haber regalado los kayaks, de río y casi sin usar, a los inuit locales de Assiat. Como en tantas otras ocasiones, el fracaso es la mejor de las escuelas…

Assiat, 1987: gestación de la Expedición Circumpolar
Habiendo recorrido 2.000 kilómetros de la costa Oeste de Groenlandia en kayak durante la Expedición Circumpolar, ¿en seguida tienes claro que la base de Tierras Polares estaría en el Sur de Groenlandia?
No fue tan directo. A mí, la idea de organizar viajes en Groenlandia me surge durante la Expedición Circumpolar (1990-93), pero era una idea todavía difusa. Por una parte, durante la Expedición he tenido unas vivencias absolutamente fuera de lo común y he conocido unas maravillas de las que todavía aún estoy sorprendido, y pienso que a mucha gente esto le puede interesar.
Por otra parte, quería organizar un tipo de turismo que permitiera que el modo de vida de los grandes cazadores Inuit, que son los cazadores de Thule, no se perdiera. Por eso, entre el 95 y el 96 pasé dos inviernos enteros en Thule preparando el proyecto, pero no lo consigo, fracaso; me doy cuenta de que es imposible, demasiado complicado y costoso. Fue entonces, en el 97, cuando el proyecto de organizar viajes en invierno con trineo de perros lo modifico para hacer viajes en kayak en el sur de Groenlandia.
Y ahí sí tienes claro que el sitio es el Sur…
Efectivamente. Estuve dándole vueltas, por supuesto, pero ni Assiat, ni Uummannaq, ni Nuuk… ni desde luego Thule ofrecían la seguridad del Sur de Groenlandia, que habíamos conocido al empezar la Circumpolar. El agua es un poco más cálida, las temperaturas son más suaves, está muy protegido y hay mucho hielo, pero la mayoría de las veces en un entorno muy calmado… Realmente se dan las condiciones perfectas y, desde mi experiencia, posiblemente sea el mejor lugar del mundo para hacer kayak de mar entre icebergs. Es una zona en la cual puede ser totalmente seguro el navegar y que para cualquier persona, me atrevo a decir que no activa, puede suponer una vivencia enorme.
¿Cómo fue este desembarco en el Sur?
Lo primero que hago cuando en el 97 tomo esta decisión, fue realizar la primera exploración de la zona en Kayak, en la que vamos seis personas. Fue una exploración muy potente, cuarenta días en los que recorremos en kayak todo el Sur de Groenlandia. Realmente, a partir de ahí surge todo lo que viene después y en el año 98 hacemos lo que se puede llamar el primer viaje organizado por Tierras Polares.

Campamento en la isla Tutturooq en 1990, inicio de la Expedición Circumpolar. Foto de Manuel Olivera
¿Qué tal resultó ese primer “kayak” ya con viajeros?
Fueron condiciones perfectas, una maravilla… una ruta emblemática. Yo creo que es el viaje que simboliza la mejor vivencia de conocimiento sobre el Artico, la naturaleza salvaje que en el fondo es una parte de nosotros mismos, que es lo que uno vive cuando hace ese viaje.

Preparando los kayaks en Paamiut, apenas 300 kilómetros desde el inicio de la Circumpolar en Narsarsuaq. Foto de Manuel Olivera.
Durante años Tierras Polares es la única compañía que organiza viajes y ahora casi diríamos que está de moda hacer kayak en Groenlandia… ¿te sientes bien por esto?
Hombre, tanto como de moda… Pero sí, de hecho hay bastantes españoles viajando al Sur de Groenlandia, no sólo con Tierras Polares y, realmente, 16 años después de aparecer por el aeropuerto yo solo y ver esto ahora, por una parte me llena de satisfacción. Luego han surgido otras empresas, todas de gente a la que de alguna manera yo he introducido en este fascinante mundo, que ayudan a mostrar a la gente esta última naturaleza salvaje y yo pienso que cuanta más gente venga con este espíritu de armonía y equilibrio con la naturaleza, más gente habrá comprometida por conservar esta última maravilla.
Logísitca de kayak
Antes has hablado de “gente no activa” pero, ¿el viajero que se apunta a un viaje de kayak no es un poco más “todoterreno” de lo normal?
No. El viaje de kayak no es para kayakistas. De hecho, los kayakistas son gente que tiene experiencia, que buscan kayaks individuales y que llevan un ritmo muy alto de avance. Nuestro viaje de kayak está pensado para gente que tenga una mínima condición física porque es un viaje que tiene su dureza, que a su vez forma parte de la belleza del viaje, pero realmente está pensado para gente con forma física bastante normal. Hay gente que no ha montado nunca en kayak y le recomendamos vivamente que haga un curso de kayak de mar antes de venir a Groenlandia, pero los kayaks son muy estables y cuando hay malas condiciones no se navega. Entonces, para gente normal, que probablemente no haya pensado en su vida en hacer un viaje en kayak, creo que es la mejor manera de recorrer Groenlandia, de sentir el país, de sentir esa inmensidad salvaje.
Los itinerarios de los viajes, ¿los diseñas tú personalmente?
Sí, yo el viaje de kayak lo habré guiado diez o doce veces, entre el 97 y el 2003. La ruta está diseñada por mí aunque luego ya el guía tiene la última palabra porque estas rutas no son fijas, dependen de las condiciones, del grupo… no es una ruta estrictamente marcada.

1998: kayak plegable en la Bahía de Tasiusaq durante los inicios de Tierras Polares
En el caso de los viajes nuevos, Exploración del fiordo Tasermiut y Expedición a Kap Farvel, ¿qué diferencias hay con el clásico de dos semanas?
Yo creo que es importante mantener siempre el espíritu de exploración, de hacer cosas nuevas. En Tierras Polares no nos sentimos una empresa comercial al uso, digamos. Hay una parte de este espíritu de conocer, de implicar de alguna manera a los viajeros en proyectos nuevos. Entonces, estos son dos viajes más remotos. El viaje a Kap Farvel es realmente más complejo, un poco más difícil, para kayakistas más avanzados. En el caso de Tasermiut, la utilización del kayak me recuerda a la razón por la que yo entré en el kayak, porque me parecía la forma óptima de explorar zonas costeras. Es una navegación totalmente segura en el fiordo que nos llevará a explorar trekkings por los que no va nadie nunca y que hace veraz el eslogan de “Espíritu de Exploración”.
El tema de los discutidos guantes de neopreno, ¿tú los utilizas o no?
A mí el guante de neopreno nunca me ha gustado demasiado, prefiero la manopla de neopreno. Es que uno ya lleva muchos años viendo cosas y en esto hay escuelas, como en todo; gente que prefiere una cosa y gente que le gusta la contraria.
El sistema de depósitos de comida, ¿cómo se organiza?
Tenemos varios depósitos de comida, normalmente dos por viaje. Se trata de que los kayaks vayan más ligeros. Los primeros años llevábamos toda la comida para doce días en el kayak, entonces eran demasiados trastos y vimos que no era operativo, que lo importante era mantener el espíritu de estar en autonomía, de estar en una armonía total con la naturaleza y no tener un barco de apoyo al lado… y los depósitos facilitan el disfrute del viaje, porque lo simplifican.
Una de las normas de seguridad cuando vamos en kayak es no acercarse mucho a los icebergs grandes… ¿tú te acercas o no?No, yo no me acerco, por supuesto. Hay dos normas sagradas que hay que cumplir: ir todos juntos y no acercarse a los icebergs grandes o no tan grandes pero con una forma que indique que puede volcar. Hay que tener muy claro las distancias.
Digamos que hay que hacer caso al guía, ¿no?Por supuesto. El guía tiene la última palabra.
Inicios duros… por no decir precarios
La primera vez que haces Kayak en Groenlandia es en 1987, en Assiat. Lo hiciste, me imagino, con miras a la posterior Expedición Circumpolar…
No realmente. La cosa fue que después de haber estado en el 86 cruzando Groenlandia, conocimos a un danés, Jan Jentensen, que nos comentó la posibilidad de ir a visitarle. Nos invitó al sitio donde él trabajaba como maestro, en Assiat, en la costa Oeste, y a mí me pareció una buena oportunidad de conocer más del país porque en la Expedición Transgroenladia habíamos estado en el interior, habíamos cruzado el Inlandis, pero no habíamos visto casi nada de la costa. La idea era aprender trineo de perros en Assiat y después hacer una travesía en Kayak desde allí hasta Sondre Strom Fjord (Kangerlussuaq), 400 o 500 kilómetros.
¿Qué pasó con esta expedición a Kangerlussuaq planeada pero abortada? ¿qué ocurrió?
Estuvimos tres meses en Assiat haciendo trineo de perros y cuando íbamos a empezar la travesía en kayak, la policía nos dijo que ya no teníamos permiso de residencia en el país y nos echaron “gentilmente” de Groenladia. Ahora, visto en perspectiva, yo casi me alegro porque realmente estábamos preparados lo justo, muy poco para acometer esa travesía.
¿Cómo de poco preparados?
Bueno, hay que poner en perspectiva el momento. Nosotros, José Bellido y yo, fuimos con nuestros kayaks, que eran kayaks de río hechos por un amigo, porque en España no existía prácticamente el kayak de mar, no había nada de información, no había nadie casi literalmente en ello, y bien, fuimos allí con una experiencia pequeñísima, en todo caso muy poca para hacer esa travesía. Habíamos aprendido a hacer eskimotaje en Madrid, en la piscina de la Casa de Campo, pero eso era todo. Realmente había que ir mucho más preparado. Pudo haber sido un desastre.
¿Y cómo de frustrante fue el abandono?
Mucho. Cuando tuvimos que irnos, regalamos los kayaks a la gente que nos había ayudado en Assiat y, por cierto, allí han estado funcionando durante años. Yo, nada más llegar a España decidí irme en autostop a recorrer Europa y Oriente Medio. En tres meses llegué a Cabo Norte, en Noruega, conocí Laponia y luego fui hacia el sur: Turquía, Siria, Jordania y Egipto, hasta la frontera con Sudán.
Expedición Circumpolar, palada a palada
La idea de la Expedición Circumpolar, tres años desde el Sur de Groenlandia hasta Alaska utilizando trineo de perros y kayak… ¿Cuándo surge entonces?
Fue precisamente haciendo Kayak en Assiat, en el 87. Volviendo a tierra navegando entre el hielo, fascinado por este sitio, tuve la visión de cual era el gran viaje. El mayor proyecto que podía realizar era hacer una travesía en kayak y trineo de perros, recorriendo todo el Artico y todas estas pequeñas poblaciones.
Al año siguiente, 1988, haces la vuelta a la Península Ibérica en Kayak…
Sí, me planteé hacer la circunnavegación de la Penínssula Ibérica en kayak para tomar realmente un poco más de experiencia en aguas abiertas, una gran travesía que simularía lo que sería una parte importante de la Expedición Circumpolar.
En la Circumpolar, ¿cómo era la navegación en mar abierto en la costa Oeste de Groenlandia?
Bueno, en la costa Oeste hay muchas zonas protegidas y otras de mar abierto. Lo que hacíamos en las zonas abiertas era casi siempre navegar de noche para evitar los vientos térmicos y, luego, muy pendientes de los partes meteorológicos, con mucho cuidado, como tiene que ser. De poco en poco, midiendo mucho el tiempo, pidiendo mucha información a los locales sobre las condiciones. Para nosotros todo era nuevo, no conocíamos lo que íbamos a hacer, todo era un descubrimiento que era lo que resultaba fascinante. Poquito a poquito, sin prisa… esa fue la clave de la travesía.
¿A qué distancia de tierra llegasteis a estar?
A diez o doce kilómetros, que ya impresiona con el kayak.
¿Tuviste que hacer eskimotaje en algún momento de la Circumpolar o no?
No. Hicimos eskimotaje bastantes veces para practicar, en puertos y radas, también en días que hacía viento, mar movido y con el kayak cargado con todo, tal cual. Practicamos mucho, pero nunca tuve que hacerlo por un vuelco… Es que, realmente, nunca he volcado con el kayak en mi vida. Suena un poco increíble pero es así. He volcado en la playa, jugando con las olas y tal, pero nunca en el mar.
Imposible paso del Noroeste
Estando ya en Canadá, cuando vas de Resolute a la Isla de Somerset en solitario, se te hace una grieta en el kayak con un hielo… ¿Cómo fue esto?
Sí, esto fue intentando hacer el Paso del Noroeste, ahí fue un momento crítico porque tuve que utilizar el kayak como trineo, arrastrándolo por encima de los bloques de hielo, y en algún golpe se rozó. Me metí en el kayak y noté que se estaba llenando de agua. Menos mal que no estaba lejos de la costa y pude alcanzarla pasando de hielo en hielo. Y ahí se acabó, tuve que abortar mi intento de ser el primero en hacer el Paso del Noroeste en kayak… Hazaña que todavía no ha sido realizada.
¿Por qué usasteis kayaks de fibra de vidrio y no de polietileno, menos ligeros pero más resistentes a los golpes?
Es que el polietileno se impuso un poquito después. También, supuestamente, el polietileno que se usaba en esa época era peor para el frío, era lo que yo había preguntado y había oído. Había muy poca oferta de kayak y los kayaks de mar que había en ese momento eran kayaks de fibra.
Otro momento escalofriante de la Circumpolar, cuando tienes que volver de noche a Resolute contra el viento… ¿cómo lo recuerdas?
Mi momento más extremo vivido como kayakista, y como no kayakista también, fue cuando me atrapa la tormenta en medio del Estrecho de Lancaster. Para volver al punto de partida tengo que hacer un esfuerzo absolutamente gigantesco… Contra el viento, de noche, agotado, las olas negras rompiéndome por encima, totalmente calado, un agua helada que me estaba robando el calor, teniendo que tener una concentración extrema donde no podía cometer ni el más mínimo error… Veinticinco horas seguidas de concentración y de esfuerzo. Fue algo absolutamente extremo. Lo más extremo que he vivido, seguro.
¡Y más!
Por terminar con otro tema: ¿has probado alguna vez un auténtico kayak inuit?
Sí, cuando pasé los inviernos en Thule. Son muy inestables y difíciles de usar.
¿Por qué son tan finos, tan pequeños?
Para que sean más rápidos cuando van a cazar. También porque están hechos al tamaño de la persona. Como te digo son rápidos pero muy inestables y por supuesto hay que saber hacer eskimotaje, que a su vez es más fácil hacerlo con esos kayaks tan pequeños.
Por tu experiencia, cuando la gente termina el viaje de kayak, ¿ha encontrado lo que esperaba?
¡Y más! Me he encontrado, años después, con gente que ha hecho el viaje en kayak y puedo decir, siendo absolutamente sincero, que les ha dejado una huella profunda. La gente lo recuerda como una de las mayores experiencias de su vida, así de exagerado. Realmente no estamos acostumbrados a estar solos en plena naturaleza, movernos por nosotros mismos, haber perdido el contacto con todo… La vivencia es de tal intensidad que te llega a lo más hondo. Realmente no he conocido a nadie que no le haya gustado el viaje en kayak y sí a mucha gente para los que ha sido una de sus mejores experiencias vitales.